El miedo proviene en sí de la misma inseguridad de no saber cómo o no querer emocionalmente enfrentarse al mundo siendo yo mismo, este sentimiento genera ansiedad desde la perspectiva de la zozobra.
En este punto de partida el silencio provoca la falta de criterio y responsabilidad a la hora de tomar una decisión trascendental, aquella que lleve al ser humano a la tan perseguida y efímera " felicidad".
Todo lo anterior, sumado a la insatisfacción y sin sabor de la carencia de la Autoestima, conlleva a dejarnos llevar por la ola nueva y alterna del mundo, donde es tan fuerte lo que esa ola golpea y al no tener esa fuerza interna requerida nos sacude como barco sin velero a su antojo y/o capricho.
Este temor, se incrementa porque en medio del naufrago, a la deriva, a la merced de cualquier peligro llámese: depresión, ansiedad, estrés, pánico.
Nos estamos enfrentando a conocer otros mundos totalmente inexplorados, sin saber si son tierra firme o si son terrenos desérticos, lo más inquietante seria pensar cuándo vamos a salir de ahí, si existe alguien o algún salvavidas que nos saque de ese lugar o empezamos a afrontar esa realidad y a construir una civilización, donde surjan nuevos ideales y conectores que nos ayuden a estabilizarnos emocionalmente.
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